Malditos austriacos, uno supone que viniendo de un país tan supuestamente civilizado y ordenado no sucederían los escandalosos acontecimientos de los cuales pasaremos a comentar.
La embajada de Austria se ubica en la calle French entre Canning y Aráoz, es más fácil y corto decirle Canning aunque desde esta posición nos adherimos al cambio de nombre por el de Scalabrini Ortíz ya que evidentemente preferimos a un correntino socialista que a un ministro británico, pero para no irnos por las ramas volvamos a lo que nos interesa que casualmente tiene mucho que ver con ramas.
Un colega, Teclas Digitales, vivió hasta hace unos pocos días sobre la calle Aráoz, un departamento muy ameno que daba al contrafrente, justamente al jardín de la embajada en cuestión. Todas las mañana se levantaba y observaba con gran ímpetud un formidable Gomero de grandes proporciones y pensaba, según sus palabras, ''que suerte la mía que puedo ver este maravilloso árbol lleno de vida cada día cuando me levanto'', y así comenzaba su extensa jornada.
Esto fue así hasta que de un momento a otro esta motivante planta arbórea dejó de existir, caput. Donde alguna vez hubo una fuente de inspiración divina, llamativamente sólo se pudo encontrar cemento, puro concreto gris y triste.
No le podemos adjudicar este nefasto movimiento de energías a otra persona que al mismísimo embajador de la República de Austria. Por este medio lo exhortamos a que destruya su siniestro estacionamiento que sólo puede albergar sus patéticos, importados e insulsos automóviles alemanes, para que nos devuelva la vida, el verde y la esperanza de la naturaleza.
Aquí el escrache del que fuimos testigos, unos valientes héroes anónimos haciendo justicia por mano propia. Próximamente fotos espeluznantes del cadáver del arbolito agonizando en un container de morondanga.
La embajada de Austria se ubica en la calle French entre Canning y Aráoz, es más fácil y corto decirle Canning aunque desde esta posición nos adherimos al cambio de nombre por el de Scalabrini Ortíz ya que evidentemente preferimos a un correntino socialista que a un ministro británico, pero para no irnos por las ramas volvamos a lo que nos interesa que casualmente tiene mucho que ver con ramas.
Un colega, Teclas Digitales, vivió hasta hace unos pocos días sobre la calle Aráoz, un departamento muy ameno que daba al contrafrente, justamente al jardín de la embajada en cuestión. Todas las mañana se levantaba y observaba con gran ímpetud un formidable Gomero de grandes proporciones y pensaba, según sus palabras, ''que suerte la mía que puedo ver este maravilloso árbol lleno de vida cada día cuando me levanto'', y así comenzaba su extensa jornada.
Esto fue así hasta que de un momento a otro esta motivante planta arbórea dejó de existir, caput. Donde alguna vez hubo una fuente de inspiración divina, llamativamente sólo se pudo encontrar cemento, puro concreto gris y triste.
No le podemos adjudicar este nefasto movimiento de energías a otra persona que al mismísimo embajador de la República de Austria. Por este medio lo exhortamos a que destruya su siniestro estacionamiento que sólo puede albergar sus patéticos, importados e insulsos automóviles alemanes, para que nos devuelva la vida, el verde y la esperanza de la naturaleza.
Aquí el escrache del que fuimos testigos, unos valientes héroes anónimos haciendo justicia por mano propia. Próximamente fotos espeluznantes del cadáver del arbolito agonizando en un container de morondanga.
1 comentario:
Fucking Austria men!!
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