jueves, 22 de octubre de 2015

Saru

Siempre supe que esto me iba a costar, despertar ese domingo fué tortuoso, el despertador seguía con sus funciones en vano. Tenía tiempo. Caminé un buen rato en círculos ya cambiado y pronto. Timbre, es hora. Atravesamos toda la ciudad y nua hora antes estábamos los dos en el lugar previsto. Papeleo, nos subimos,  el piloto se presentó afablemente. Sin querer estábamos en Denver. De camino al anfiteatro todo nos pareció extraño. Después de un largo puente estábaos listos para presenciar la charla. Unas 90 personas nos acompañaban. El ambiente estaba intenso, ruidoso. Desplegamos cuidadosamente los informes y por fin nos hechamos a volar.
A los pocos minutos todo entró en una inesperada calma. Sin embargo al fondo hubo un murmullo. Un señor se descompuso, un médico por favor! gritaron, y si, que van a pedir un abogado? Lo retiraron pálido. Nos dispersamos. LA exposición terminó ácida y sin interes. 
Volvimos al hotel y tomamos café. Quedamos los 4 o 5 más íntimos y por fin pudimos debatir. Conversamos en voz baja hasta que de a uno se fueron a dormir. Nos quedamos sólos y emprendimos la vuelta. Ya no había más tiempo para esto.