jueves, 19 de agosto de 2010

Arlequitos

Rodolfo ya estaba cansado de estudiar. Las horas eran más largas y chiclosas entre libros, fotocopias, café y cigarrillos. Solo pensaba en una cosa; dejar todo. Sus ojos ya rojos le ardían, las manos le temblaban, y sus ojeras eran negras, como si le hubiesen pasado un pedazo de carbón por la cara. Cuando decidió tomarse un recreo, lo primero que hizo fue ir al baño. Después de horas de derecho penal había tomado, entre la coca cola y el café, casi tres litros de liquido los cuales estaban almacenados en su vejiga haciendo presión. Cuando entró al baño, la luz estaba apagada pero eso jamás lo frenó a bajarse los calzoncillos. A oscuras, con la mano en la pared se concentró en el ruido del pis que caía en el inodoro. Ese sonido lo sedaba al punto que a veces le erraba y se mojaba los pies. Cuando ya casi terminaba sintió un sonido muy extraño. Era un susurro que provenía de la bañadera. Al principio creyó que estaba siendo engañado por su imaginación, producto del cansancio pero se inquietó cuando ese susurro se volvió más fuerte. De repente escuchó con claridad.

-Hola, ¿Me escuchas?

Dio un manotazo a la luz. Para su sorpresa no había nadie detrás de la cortina de baño.

-Rodolfo, estoy acá.

Cuando metió la cabeza en la ducha se dio cuenta de que la voz salía del tarro de shampoo. Si, del tarro de shampoo. Eso lo dejó atónito.

-Se que no lo vas a poder creer. No se porque te estoy hablando. No debería pero algo me llevó a hacerlo.

Rodolfo todavía no entendía que hacia prestándole atención al recipiente que estaba en su mano. Se frotaba los ojos con la otra mano y se miraba al espejo como tratando de encontrar alguna solución en el.

-¿Quién …Qué sos?

- Soy un Arlequitos.

-¡¿Un qué?!

Su cuerpo paralizado completamente desentendido de la situación en la que estaba expuesto empezó a temblar. Las ganas de masturbarse luego de hacer pis se habían esfumado exitosamente.

-Arlequitos!!

- Arlequitos? ¡Dejame de joder! (largó una carcajada irónica y nerviosa) Pero… ¿Qué haces ahí, porque estas acá? Pregunto con seriedad mientras trataba de espiar por el mínimo agujero del tarro.

- Somos los habitantes del shampoo. Mira Rodolfo, tenemos una misión secreta que no puedo contarte. Lo único que te puedo decir es que ustedes son nuestra fuente de alimento. Cuando salimos a la luz, a sus cabezas humanas entramos por sus poros y nos nutrimos de sus conocimientos. La espuma es producto del proceso de alimentación, cuando ya estamos satisfechos largamos por la boca una cantidad inimaginable de espuma en comparación a nuestro tamaño. Es por eso que ustedes, humanos depuse de darse un baño piensan que les da sueño o ganas de descansar. Quedan fatigados después del festín que nosotros nos hacemos en sus cabezas y ni siquiera lo saben.

- No puede ser ¿Dios mío qué mierda me esta pasando? La espuma es por el detergente ¿Qué hago en mi baño hablando con un shampoo? Me estoy volviendo loco. Esto no esta pasando, esto no esta pasando. Vos, lo que seas deja a mi cabeza en paz

-Rodolfo. Ahí lees que es detergente porque las empresas están con nosotros ¿Qué te crees que ahí va a decir que con lo que te lavas el pelo esta hecho de parásitos diminutos? ¿No entedes? Ustedes humanos creen que solo se están lavando la cabeza mientras nosotros nos volvemos cada vez más fuertes. Ya no podes hacer nada. Y creo que sabes demasiado.

A la mañana siguiente margarita, la empleada de Rodolfo entró al baño. El no estaba, lo único que encontró fue un charco de espuma en el piso con olor a café.

Victoria

No hay comentarios.: