jueves, 27 de mayo de 2010

Neurosis


10 de la mañana, terminó la sesión. Salí de terapia más trastornado que nunca, cada martes empeoraba, mi neurosis se agudizaba paulatinamente. Av. Las Heras, caos. Creí que el psicoanálisis me relajaría pero por el contrario me insertaba en una oscura nube sin salida. Mis fobias progresaban, los autos, la gente, no podía soportarlo. Me tomé un taxi a casa y dormí todo la tarde. Así quedaba después de hablar de mi mismo por 45 minutos, fulminado. Esta si fue la última vez, pensé.

Por la noche, ya más tranquilo me fui al bar de siempre. Pedí un whisky y dos traviatas. Casi no comía y el desorden me abrumaba. Carlos me conocía más que nadie. Suena un poco triste que un servidor sea mi máximo confidente pero Carlos no era un mozo más. Según él había viajado por Europa y el medio Oriente, yo le creo. Sabía de todo un poco y me aconsejaba, cuando el bar cerraba nos quedábamos divagando hasta tarde. A esa altura era un amigo fiel, me convenció de que dejara al terapeuta, la única actividad que tenía.

-¿Si lo dejo que hago?

- No te preocupes, si tienes unos dólares me puedes acompañar a Colombia, parto a fin de mes. En el Caribe la gente no es como acá.

Me entusiasmé, los dólares me sobraban. Lo de Camila me retenía un poco pero no lo suficiente, además San Andrés me llenaba de intriga. Revolví el closet buscando camisas floreadas y encontré mi antigua cámara, fue una señal, volvería a la fotografía. Por un momento vislumbré un futuro prometedor.

Llegamos a Colombia, año ´87, caos.

Aterrizamos en Bogotá, la ciudad estaba sitiada por narcos y sicarios. Me sentí mucho peor que en Bs. As.. Volamos a San Andrés. Carlos conocía gente y en sólo dos días estábamos traficando cocaína al por mayor. Despegaban avionetas a cada hora y nosotros las coordinábamos.

En un mes había perdido 9 kilos y mi adicción al polvo blanco se volvió incontrolable. Sin dinero y colapsado emocionalmente extrañaba mi terapia más que nunca. Mi ocaso fue colombiano, pero no me arrepiento, no podía saberlo antes de viajar.

martes, 25 de mayo de 2010

Panamericana

Antes del ´95 así eran los puentes que cruzaban la zona del gran Buenos Aires de la Carretera Panamericana, que une Ushuaia con Prudhoe Bay, en Alaska; exceptuando nuestras latitudes, prácticamente lindera al Océano Pacífico. Bastante pobres a decir verdad, y los autos aumentaban sin disimulo.

Para mediados de los ´90 conseguir un vehículo por estas tierras se había vuelto más sencillo que nunca, los domingos no era fácil esquivar los largos y tediosos embotellamientos, algunos se acordarán que pasamos de 4 a 22 carriles en algunos sectores, una diferencia abismal que era necesaria en ese momento.

Le vendría bien una actualización acorde con la venta record de rodados que auguran los pronósticos (¡dejen de comprar que no vamos a poder andar!). A continuación una foto de 1996 con las obras finalizadas en la zona del puente Marquez. Más Info acá!

Necesitamos saber el nombre y apellido de cada una de las personas que aparecen en esta foto, por más que no sean visibles a nuestros ojos humanos, están, por ahí hay alguien conocido, una tía lejana, ¿quién sabe?

De lo que estamos seguros es que si nos dicen que hacía cada una de estas personas al momento de esta fotografía ser tomada, y me refiero a que hacían genéricamente, de sus vidas, y no puntualmente al momento de viajar, aunque también nos gustaría saber que estaban haciendo al momento de trasladarse pero si volvemos al punto anterior, a lo que me refería es que seguramente ninguno, o mejor dicho, muy pocos, están haciendo lo mismo en el presente, si es que todavía están haciendo algo.

Probablemente hayan cambiado de oficio y o trabajo más de una vez, de país, de ciudad, de familia, de religión, de amistades y de hogares.

Fechas de nacimiento, currículos, logros, fracasos, toda la información que se pueda conseguir de algo inconseguible. Lugar de salida, destino, horarios, parentesco entre ocupantes, música que estaban escuchando, dial de radio con el respectivo asunto tratándose, conversación a bordo, todo! Necesitamos saberlo todo al momento de la instantánea.

Toda persona que se encuentra en el radio fotografiado en este preciso instante de 1996 está siendo investigada, la zona de casas arboladas al fondo, La Orqueta, debe tener una densidad pequeña pero exclusiva. Cuentas bancarias, viajes en los últimos 10 años, tickets de supermercado, programa de televisión favorito, planes a futuro.

Un poco más allá, todo objeto por si sólo debe ser examinado profusamente. ¿La arena utilizada para hacer el asfalto y el cemento, de donde vino, de Colonia cómo tantas otras veces? La pintura de las líneas señalatorias, los postes de luz, los panes de pasto, los carteles. Los árboles, ¿cuándo y por quién fueron plantados?

Año y modelo de cada auto, dueño vende!

Por último, tomar un café con cada una de ellas, e intercambiar ideas.

¡Viva La Partia!

jueves, 20 de mayo de 2010

El gato

Ella lo miraba. De a poco se iba acercando. Su corazón latía cada vez más fuerte. El chirrido del pájaro se alejaba y se volvía lánguido hasta desaparecer. El baile de las hojas que hace rato habían captado su atención ya no le importaba. A pesar de los nervios que sentía en esa tarde de marrones otoñales, la inspiración que esos ojos le provocaban penetraba sus poros, primero lo abrazaba y luego, insolente, esa inspiración lo iba consumiendo.

Permaneció inmóvil frente al animal. Por primera vez en su vida comprendía que no existían las casualidades. El universo entero estaba encausado a seguir avanzando. Ella era parte de ese universo natural por momentos caótico y por otros lineal, había sido parte desde un principio y seguiría siendo parte para siempre. Se sintió plena: con una liviandad divina. Ella era parte del todo y el todo era parte de ella. Es que en esos ojos grises había percibido un alma.

De pronto ocurrió lo inesperado: el gato se acercó con movimientos magistrales, su cuerpito fibroso se desplazaba con fineza y, despacio pero seguro, acortaba los pocos metros que los separaban. Se sentó frente a ella que estaba en cunclillas. Le clavó muy hondo su mirada de paz y la lamió.
No hacían falta reinterpretaciones de este hecho: ella supo instantáneamente que el gato de esta manera le confirmaba que estaba en lo cierto.

Proserpina.

lunes, 17 de mayo de 2010

Luca no se murió

Luca Prodan nació rico en Roma y murió rico en el Abasto, rico de otro modo, uno mucho más genuino. 17 de Mayo de 1953 - 22 de Diciembre de 1987. Gracias por tu legado pelado.



Hoy abrió ¨Lo de Luca¨, morada en la cual viajó al más allá. Alsina 451, allí se celebrará su cumpleaños con bandas invitadas.
Cultura, Delirio, Arte y Rock!

jueves, 13 de mayo de 2010

Autumn

Por fin un día gris en este siniestro otoño soleado. Queremos viento, frío y lluvia. Gente abrigada y molesta por la briza. Elegir un confortable gamulán y salir a caminar, por las calles desiertas.

Estan Bull

Su padre entraba en el cuarto día de cautiverio y no queríamos ni pensar en las torturas a las cuales lo estarían sometiendo. Los malhechores no hicieron contacto alguno con la familia. Hasta el momento no había pedido de rescate ni prueba de vida fehaciente. Estábamos en Estambul, solos y sin pista alguna, el panorama no era positivo.
Tercer día en la ciudad, 7 am, suena el teléfono. Salto de la cama y respondo ansioso. Cintia yacía desmallada a mi lado, la mezcla de whisky y pastillas de la noche anterior la dejaría knok out por el resto de la mañana.

Al otro lado de la línea hubo una voz ronca y fría, frívola.
- Alex? Soy yo, respondí.
- 10.15 estación central, llevo puesto un sobretodo gris.

Eso fue lo único que me dijo pero era algo. Después de tres extenuantes jornadas mis averiguaciones habían dado sus frutos.

Desperté como pude el cuerpo inerte de mi compañera y cruzamos toda la ciudad.

Llegamos con tiempo a la estación, reconocer a nuestro informante en medio de la multitud resultó más complicado de lo que imaginamos, me prendí un cigarrillo y observé paciente hasta dar con el indicado. Cintia no participaba de la búsqueda, ella quería salir corriendo de ahí, la adrenalina del peligro inminente la cegaba y no podía razonar.

En un micro instante efímero sentí que alguien me tocaba la cintura. No registré a nadie pero un papel había ingresado misteriosamente en mi bolsillo. Sólo contenía una línea.
- Tomen el próximo tren a Praga.

Un fuerte olor a comida invadía la totalidad del vagón, Cintia se tapó la nariz con su bufanda y caminaba con los ojos cerrados, como no queriendo observar los restos sobre los platos desparramados por la extensa barra de elegante mármol de carrara. Recién embarcábamos y ya nos queríamos bajar. Enfilamos temerosos para el fondo por el estrecho pasillo, se observaban camarotes abarrotados, iban apilados, hacinados como ganado.

Nos adentramos en el cubículo asignado, seis musulmanes ortodoxos enfadados nos increpaban con la mirada y hablaban tenazmente entre ellos. Nos acomodamos como pudimos, no habían pasado cinco minutos que Cintia dormía profundamente. Así fueron las siguientes 14 horas camino a la República Checa.

Desde ese día han pasado 7 semanas y del Dr. Hopkings ni noticias. Cintia ya hizo amistades. Vivimos en un discreto apartamento del centro y la ausencia de su padre parece no molestarle. De hecho luce feliz. Subió de peso y está más saludable que nunca. Yo continúo, en vano, con mis averiguaciones, sin embargo creo que el Dr. pasó a mejor vida hace un tiempo. No voy a negar que sería lo mejor para todos. En Praga estamos cómodos.

Nunca imaginé que en una stazione di treno turca un simple papelillo nos cambiaría la vida tan repentinamente.