jueves, 5 de marzo de 2009

Historias

Si quieres saber de historia no es necesario ir a los manuales ni a las universidades. No es necesario leer mucho, tampoco hay que ver el History Chanel y mucho menos alquilar una película de la segunda guerra mundial.

La historia está en tu casa, en mi casa, en la de todos. Historias interesantes y no tanto, sucesos de peso e insignificantes. Historias de familia. Esas son las historias que valen, porque como dicen por ahí: lo que queda es la familia y eso hay que aprovecharlo.

No es cuestión de tener conversaciones banales en las cuales se tratan temas como la última fecha del Clausura o la más reciente reunión del campo con el Gobierno; se trata de ver que pasaba en el país y en el mundo en tiempos de antaño pero con la voz de quienes estuvieron ahí, de las personas cercanas a uno que de algún modo fueron testigos oculares de esos momentos de la historia que nos pueden llegar a despertar algún interés.

Sólo hay que indagar un poco, no mucho, sólo un poco en como vivían nuestros mayores a nuestra edad y ver como han vivido en otras épocas que no fueron ni mejores ni peores, sólo pasadas.

Te pueden llegar a contar que hace 35 años, ya en el ´73 en New York había chicos estudiando por computadora o que en la década del 60 París era una ciudad mucho más mística de lo que es hoy en día, llena de marchas y protestas estudiantiles. La idea no es leerlo ni googlearlo, si no que tíos, abuelos, padres, amigos y hasta desconocidos nos trasladen sus vivencias con el fin de comprender el mundo loco en el que vivimos hoy en día.

Ayer por la tarde en una charla con 3 personas de más de 60 años me trasladaban sus vivencias con respecto a la Noche de los bastones largos en el ´66, la muerte de Cortázar en el ´84 y el bombardeo a la Plaza de Mayo en el '55. Fue como una clase, pero mucho más amena y a medida de los intereses personales de cada uno. Ver pasar los aviones de la Revolución Libertadora cargados de bombas por Santa Fé y Callao cuando se dirigían a destruir la plaza más conocida del país o que un policía te pegue un mazaso en la cabeza para echarte de la Facultad no son cosas que se vean por estos tiempos en estos centros urbanos modernos en los cuales vivimos.

Por eso lo que vale es interrogar, hacer las veces de periodista casero y realmente sacarle jugo a la experiencia, como decía Ringo Bonavena, ese peine que te dan cuando te queda pelado.

No hay comentarios.: