Después de una larga y auspiciosa recuperación Charly García vuelve a presentarse en Público. Esta vez lo hace hoy, Lunes 30 de Marzo en las inmediaciones de la Basílica de Luján. Esto es a las 6 de la tarde y va a tocar 5 temitas. Para los fanáticos y los que estén cerca. No se lo Pierdan!! Después no digan que no les avisamos. Ah y en Octubre Disco nuevo de Viejas Locas!! No Paramos con las Primicias.
Bueno como ya todos saben arrancó el Bafici y arrancó con todo. El undécimo Buenos Aires Festival Internacional de Cine Independiente está más concurrido que nunca y se nota. Ya es la cuarta edición a la que asistimos con una sólida presencia y el cambio es visible. Hay más de todo: salas, películas y gente. Bienvenido el progreso aunque no deja de darnos nostalgia cuando no había que hacer filas y no eran tantos los que sabían de este gran evento cultural. No me quiero imaginar los cinéfilos que ya son habitués y conocen el festival desde sus inicios.
Hoy estuvimos a la tardecita en el Abasto para ver la impresionante historia de los atrapantes Beautiful Losers, esos artistas callejeros que nunca se imaginaron vivir toda su vida, y bien, de su propio e inigualable arte. Una buena y motivadora película relatada por sus protagonistas. Lo positivo de esta cinta es la cantidad de obras que nos muestra permanentemente. Muy recomendable.
Y ya entrada la noche estuvimos por la Av. Santa Fé viendo Soul Power donde se despliega toda la magia de James Brown, B.B. King, The Spinners y Celia Cruz. Este film está realizado con imágenes tomadas de lo que fue el espectalucar Zaire ´74 un Festival de música negra que acompañaba el combate entre Muhamed Alí y George Foreman, la llamada pelea del siglo. Es llamativo ver los entretelones de la organización del concierto, con conversaciones reales y negociaciones difíciles con el gobierno dominante de aquel país africano. Excelente performance del gran Alí con palabras y frases conmovedoras, se robó la película de James.
Vagabundeamos por los aires cerca de los 10 mil pies entre grises nubes y celajes que aún me son desconocidos. Hay poca turbulencia y los pasillos están oscuros, nadie genera, por suerte, un sonido en todo el avión. Apenas despegamos levanté carpa para mudarme al fondo, quería retomar el libro de Cortázar y no joder con la luz. Ya pasó en otros viajes que distintos compadres de ruta se me hayan irritado por el viejo hábito de leer en las alturas. Una pena.
Desde la cola observo tranquilo el largo del avión. No sucede demasiado. Los demás pasajeros se encuentran inconscientes y algunos para peor, empiezan a roncar. Según los pronósticos debemos estar llegando. Maldita sea. Ya vienen los típicos procedimientos de aterrizaje, el incomodo asiento en recto y el cinturón forzado al cuerpo. Venía pasándola bien aunque confieso que va a ser alucinante observar -cuando el resto despierte- tantas caras de confusión, los amaneceres por doquier. Tengo una víctima fantástica para la ocasión: la morocha de enfrente usa antifaz y babea los asientos.
Sin saberlo me distraigo. Aparecen imágenes en mi de otro vuelo. Veníamos atravesando una tormenta eléctrica y de una fuerte vibración, todo el fósforo se empapó y nos arrojó rumbo al mar. Fueron pocos segundos de una solemne eternidad. Recuerdo como ingresaban fuertes luces rojas por las ventanas -que aún me son inexplicables- y a la idiota de la azafata que voceaba vía parlantes “¡no vamos a lograrlo”; se olía la adrenalina pero al final mandó el silencio.
-¿Por qué me dejo llevar?- Vuelvo. El paisaje por fuera es imponente, es inédito que desde arriba pueda contemplar la luna por debajo. Veo su reflejo en lagunas, calzadas e inclusive en lo que parecen ser antiguas vías de tren, que alumbran las mestizas tierras de los alrededores; todo un espectáculo en escala de grises. Percibo los horizontes, me olvido del tiempo, vuelvo, y me nace una nueva intriga: ¿qué fuese de nosotros, del puto avión, si empujo esta pequeña grieta de la ventana?—Demonios ¿qué hago? tengo que olvidar...
Estábamos por los barrios bajos, bajos en cuanto a su cercanía con el río, supongo que a eso se le llaman barrios bajos, cuando a uno se le ocurrió comprar reliquias literarias por la red de redes. Decidió comprar clásicos. De esos que hay que tener más allá de haberlos leído, de esos que no sirve comprar en las grandes cadenas, de esos que una buena o mala edición hacen la diferencia. Bioy y Julio son grandes y estarían orgullosos de nuestra compra cuasi ilegal, por lo menos sin impuestos de por medio.
Agarramos el antiguo automóvil y nos dirigimos hacia el perfumado barrio de Flores, derecho por Juan B. Justo, quien siempre hizo honor a su apellido, y llegamos hasta nuestro primer destino en la calle Tres Arroyos donde nos hicimos, a cambio de unos pocos pesos, de un excelente ejemplar de Rayuela. Continuamos unas cuadras más hasta llegar hasta la desconocida, por nosotros, Av. Gaona, para capturar una envidiable edición de La Invención de Morel.
Ya emprendiendo la vuelta nos detuvimos en el monumento de Norberto. Ese mítico personaje de La Paternal al cual todo rockero de ley idolatra. Nos bajamos e investigamos el lugar, la Pza. Roque Sáenz Peña, la plaza de Pappo. A primera vista se notaba que no era un día normal por aquellos pagos. Motos, cervezas y sonrisas abundaban. Después de dos minutos se acerca una gentil señora con un libro de firmas y nos incita a comentar en el ejemplar que iba a quedar en manos de la hermana de Pappo, Liliana, la gran gestora de esta gran idea. Nosotros, atónitos, nos enteramos que el 10 de Marzo hubiera cumplido 59 años y de pura casualidad estábamos involucrados en este maravilloso homenaje.
Nos acercamos al escenario y si, era real, nos esperaban 3 horas a puro rockandroll del mejor, del más genuino arte en su estado más puro, el de la amistad. Pappo nos convocó y Cortázar sin querer, o queriendo, nos llevó. El resultado: una fiesta cervezal.
Post compra del obligatorio brebaje en el chino de la esquina nos deleitamos con figuras de la talla de Vitico, El Tete, Fachi, El Orko, VivianaScalise (una reina), Alejandro Lerner, GadyPampillon, Juanito Moro y Guillermo Vilas, etre otros. Nos llenaron el corazón de Pappo. Con sus canciones y su más querido recuerdo.
El 10 de Marzo de 2010 El Carpo cumpliría 60 años, y todos vamos a estar en La Paternal para festejarlo y rendirle homenaje eterno. Viva Pappo.
Si quieres saber de historia no es necesario ir a los manuales ni a las universidades. No es necesario leer mucho, tampoco hay que ver el HistoryChanel y mucho menos alquilar una película de la segunda guerra mundial.
La historia está en tu casa, en mi casa, en la de todos. Historias interesantes y no tanto, sucesos de peso e insignificantes. Historias de familia. Esas son las historias que valen, porque como dicen por ahí: lo que queda es la familia y eso hay que aprovecharlo.
No es cuestión de tener conversaciones banales en las cuales se tratan temas como la última fecha del Clausura o la más reciente reunión del campo con el Gobierno; se trata de ver que pasaba en el país y en el mundo en tiempos de antaño pero con la voz de quienes estuvieron ahí, de las personas cercanas a uno que de algún modo fueron testigos oculares de esos momentos de la historia que nos pueden llegar a despertar algún interés.
Sólo hay que indagar un poco, no mucho, sólo un poco en como vivían nuestros mayores a nuestra edad y ver como han vivido en otras épocas que no fueron ni mejores ni peores, sólo pasadas.
Te pueden llegar a contar que hace 35 años, ya en el ´73 en NewYork había chicos estudiando por computadora o que en la década del 60 París era una ciudad mucho más mística de lo que es hoy en día, llena de marchas y protestas estudiantiles. La idea no es leerlo ni googlearlo, si no que tíos, abuelos, padres, amigos y hasta desconocidos nos trasladen sus vivencias con el fin de comprender el mundo loco en el que vivimos hoy en día.
Ayer por la tarde en una charla con 3 personas de más de 60 años me trasladaban sus vivencias con respecto a la Noche de los bastones largos en el ´66, la muerte de Cortázar en el ´84 y el bombardeo a la Plaza de Mayo en el '55. Fue como una clase, pero mucho más amena y a medida de los intereses personales de cada uno. Ver pasar los aviones de la Revolución Libertadora cargados de bombas por Santa Fé y Callao cuando se dirigían a destruir la plaza más conocida del país o que un policía te pegue un mazaso en la cabeza para echarte de la Facultad no son cosas que se vean por estos tiempos en estos centros urbanos modernos en los cuales vivimos.
Por eso lo que vale es interrogar, hacer las veces de periodista casero y realmente sacarle jugo a la experiencia, como decía Ringo Bonavena, ese peine que te dan cuando te queda pelado.