jueves, 21 de julio de 2011
lunes, 18 de julio de 2011
David estuvo por aqui
Pasó David por Buenos Aires y de la mejor manera, haciendo pura apología sobre el indispensable uso de la bicicleta. Y como fué? te preguntaras vos lector desprevenido. Fué en el Konex el Jueves 14 de Julio. El anfiteatro estaba lleno y los disertantes observaban nerviosos al público exigente.
Empezó David, con seguridad se dirigió al estrado y arrancó con su presentación repleta de datos negativos de las ciudades modernas. Sobre todo las americanas, atestadas de autopistas. Ahora estoy leyendo su libro, el cual me salió 79 pesos al final del evento, un precio aceptable y no por eso bajo. Algo que me llamó la atención, recién voy por la mitad, fué el hecho de que haya ciudades tan poco amigables hacia las bicicletas y los peatones.
Sin ir mas lejos ayer por la tarde me crucé con una amiga a una cuadra de mi casa, nos saludamos al pasar, pero el encuentro estuvo escueto pero interesante, llovía mucho y yo andaba en bici, ella caminaba y andaba acompañada, el simple hecho de cruzarse con alguien por la lleca.
Y lo que David decía es que hay una gran cantidad de ciudades en las cuales cruzarse con alguien conocido no es difícil, es realmente imposible, debido a las urbes modernas y sobre todo a los suburbios. Buenos Aires safa y así cientos pero otras tantas están diseñadas para otra cosa, para gastar nafta y encapsularse en un metálico e insulso automóvil. Aburrido.
Ok, sigamos con la presentación del libro, ahí estaba David contando sus trips por innumerables metrópolis, siempre con su bici plegable bajo el brazo. Nos contó de las autopistas y sus tremendas repercusiones. Nos habló de Nueva York y de Buenos Aires, todos escuchamos atentos y con buena gana. Fue corto y conciso. Divertido.
Siguió Guillermo Dietrich, el ministro de Espacio Público de la Ciudad de Buenos Aires, nos contó que le encantan las bicis desde chico y empezó diciendo que tenia un montón de cosas armadas pero el haber recorrido la ciudad con David le había hecho cambiar de opinión y ahora iba a improvisar un poco, que lo perdonáramos por la supuesta desprolijidad, confirmada posteriormente. Nos empezó a contar que el estado se tiene que unir a los privados y que no sólo el Gobierno tiene que alentar las bicis, si no que también las empresas deberían hacerlo. Ejemplifico su teoría con un estudio de abogados que regalo 300 bicicletas a sus empleados, y que así el 30 % del ´staff´ ahora iba en bici. A todo esto un joven revolucionario se empezó a ir, cruzó todo el escenario y grito a modo heroico, ¨A los pobres les deberían regalar bicicletas¨. Juaa, instantáneamente el ambiente se creó, el murmullo era inevitable. Dietrich amago a continuar como si nada pero al momento dijo: ¨tomo el comentario, aunque cargado de ideología tal vez¨, a lo que el muchacho estridente sacudía su dedo índice como diciendo, no flaco, ideología cero, me aburrí de escucharte, todo esto sucedía mientras el muchacho devolvía sus auriculares traductores tipo museo. Claro que yo no los necesité debido a mi excelente inglés. Ok continuemos, Dietrich se puso muy nervioso, el revolucionario abandono la sala sin revolución pero con aire desestabilizador. El ministro continuó titubeante su conferencia hasta que nombró al Jefe de Gobierno Porteño por el tema de las bicisendas y cuando dijo la palabra clave ¨Mauricio¨ los chiflidos fueron de un 70%. Claramente había una concurrencia más bien joven en el auditorio. A partir de eso el calvo funcionario no tuvo mucho más que decir, ¨por favor, estamos hablando de las bicis¨, todos nos reímos y su charla terminó sin pena ni gloria. Volvió mordiendo el polvo a su butaca.
Era el turno de un simple vecino de Buenos Aires que no recuerdo su nombre y nos contó que le encanta andar en bici al trabajo y se ahorra tiempo, todo muy aburrido, lo abuchearon pero él siguió aburriéndonos, chau amigo.
Ahora venia Emiliano, un arquitecto que no anda en bici. Empezó nervioso, como apurado, el clima estaba tenso. La gente pedía por David que cerraba el acto, David Byrne, el reconocido compositor de los Talking Heads que anda en bici y escribió un libro excelente sobre sus Diarios de Bicicleta. Pero volvamos por un instante a este locuaz arquitecto. Empezó con temas de Buenos Aires y expuso imagenes sobre la típica arquitectura de nuestra ciudad, sus edificios tradicionales. Dividió la ciudad en tres, la italiana, a finales del siglo 19 en La Boca con sus conventillos, la ciudad francesa de 1880 a 1930, Recoleta y lo que ya conocemos y por último la ciudad moderna, muy interesante, el se apuraba hasta que una señora del público le dijo, ¨tranquilo que lo tuyo es muy interesante, seguí así¨, todos asentamos con la cabeza. Mostró casas viejas, voy a meterle a mi blog Ayer No Max, y dijo muy ciertamente que destruyen lo que hay para hacer, para hacer..., ¡para hacer una cagada!, todos nos reímos y aplaudimos fuerte, en ese momento nos dimos cuenta que se había robado el espectáculo.
Volvió David, añadió conceptos, todos respondieron preguntas bastante pavas y nos fuimos.
No se donde se consigue este libro pero seguro en todos lados, está muy bueno. Hay que andar en bici che!
Empezó David, con seguridad se dirigió al estrado y arrancó con su presentación repleta de datos negativos de las ciudades modernas. Sobre todo las americanas, atestadas de autopistas. Ahora estoy leyendo su libro, el cual me salió 79 pesos al final del evento, un precio aceptable y no por eso bajo. Algo que me llamó la atención, recién voy por la mitad, fué el hecho de que haya ciudades tan poco amigables hacia las bicicletas y los peatones.
Sin ir mas lejos ayer por la tarde me crucé con una amiga a una cuadra de mi casa, nos saludamos al pasar, pero el encuentro estuvo escueto pero interesante, llovía mucho y yo andaba en bici, ella caminaba y andaba acompañada, el simple hecho de cruzarse con alguien por la lleca.
Y lo que David decía es que hay una gran cantidad de ciudades en las cuales cruzarse con alguien conocido no es difícil, es realmente imposible, debido a las urbes modernas y sobre todo a los suburbios. Buenos Aires safa y así cientos pero otras tantas están diseñadas para otra cosa, para gastar nafta y encapsularse en un metálico e insulso automóvil. Aburrido.
Ok, sigamos con la presentación del libro, ahí estaba David contando sus trips por innumerables metrópolis, siempre con su bici plegable bajo el brazo. Nos contó de las autopistas y sus tremendas repercusiones. Nos habló de Nueva York y de Buenos Aires, todos escuchamos atentos y con buena gana. Fue corto y conciso. Divertido.
Siguió Guillermo Dietrich, el ministro de Espacio Público de la Ciudad de Buenos Aires, nos contó que le encantan las bicis desde chico y empezó diciendo que tenia un montón de cosas armadas pero el haber recorrido la ciudad con David le había hecho cambiar de opinión y ahora iba a improvisar un poco, que lo perdonáramos por la supuesta desprolijidad, confirmada posteriormente. Nos empezó a contar que el estado se tiene que unir a los privados y que no sólo el Gobierno tiene que alentar las bicis, si no que también las empresas deberían hacerlo. Ejemplifico su teoría con un estudio de abogados que regalo 300 bicicletas a sus empleados, y que así el 30 % del ´staff´ ahora iba en bici. A todo esto un joven revolucionario se empezó a ir, cruzó todo el escenario y grito a modo heroico, ¨A los pobres les deberían regalar bicicletas¨. Juaa, instantáneamente el ambiente se creó, el murmullo era inevitable. Dietrich amago a continuar como si nada pero al momento dijo: ¨tomo el comentario, aunque cargado de ideología tal vez¨, a lo que el muchacho estridente sacudía su dedo índice como diciendo, no flaco, ideología cero, me aburrí de escucharte, todo esto sucedía mientras el muchacho devolvía sus auriculares traductores tipo museo. Claro que yo no los necesité debido a mi excelente inglés. Ok continuemos, Dietrich se puso muy nervioso, el revolucionario abandono la sala sin revolución pero con aire desestabilizador. El ministro continuó titubeante su conferencia hasta que nombró al Jefe de Gobierno Porteño por el tema de las bicisendas y cuando dijo la palabra clave ¨Mauricio¨ los chiflidos fueron de un 70%. Claramente había una concurrencia más bien joven en el auditorio. A partir de eso el calvo funcionario no tuvo mucho más que decir, ¨por favor, estamos hablando de las bicis¨, todos nos reímos y su charla terminó sin pena ni gloria. Volvió mordiendo el polvo a su butaca.
Era el turno de un simple vecino de Buenos Aires que no recuerdo su nombre y nos contó que le encanta andar en bici al trabajo y se ahorra tiempo, todo muy aburrido, lo abuchearon pero él siguió aburriéndonos, chau amigo.
Ahora venia Emiliano, un arquitecto que no anda en bici. Empezó nervioso, como apurado, el clima estaba tenso. La gente pedía por David que cerraba el acto, David Byrne, el reconocido compositor de los Talking Heads que anda en bici y escribió un libro excelente sobre sus Diarios de Bicicleta. Pero volvamos por un instante a este locuaz arquitecto. Empezó con temas de Buenos Aires y expuso imagenes sobre la típica arquitectura de nuestra ciudad, sus edificios tradicionales. Dividió la ciudad en tres, la italiana, a finales del siglo 19 en La Boca con sus conventillos, la ciudad francesa de 1880 a 1930, Recoleta y lo que ya conocemos y por último la ciudad moderna, muy interesante, el se apuraba hasta que una señora del público le dijo, ¨tranquilo que lo tuyo es muy interesante, seguí así¨, todos asentamos con la cabeza. Mostró casas viejas, voy a meterle a mi blog Ayer No Max, y dijo muy ciertamente que destruyen lo que hay para hacer, para hacer..., ¡para hacer una cagada!, todos nos reímos y aplaudimos fuerte, en ese momento nos dimos cuenta que se había robado el espectáculo.
Volvió David, añadió conceptos, todos respondieron preguntas bastante pavas y nos fuimos.
No se donde se consigue este libro pero seguro en todos lados, está muy bueno. Hay que andar en bici che!
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