Pasó
David por Buenos Aires y de la mejor manera, haciendo pura
apología sobre el indispensable uso de la bicicleta. Y como fué? te preguntaras vos lector
desprevenido. Fué en el
Konex el Jueves 14 de Julio. El anfiteatro estaba lleno y los disertantes observaban nerviosos al público exigente.
Empezó David, con seguridad se
dirigió al estrado y arrancó con su
presentación repleta de datos negativos de las ciudades modernas. Sobre todo las americanas, atestadas de autopistas. Ahora estoy leyendo su libro, el cual me salió 79 pesos al final del evento, un precio aceptable y no por eso bajo. Algo que me llamó la
atención,
recién voy por la mitad, fué el hecho de que haya ciudades tan poco amigables hacia las bicicletas y los peatones.
Sin ir mas lejos ayer por la tarde me
crucé con una amiga a una cuadra de mi casa, nos saludamos al pasar, pero el encuentro estuvo escueto pero
interesante,
llovía mucho y yo andaba en
bici, ella caminaba y andaba acompañada, el simple hecho de cruzarse con alguien por la lleca.
Y lo que David
decía es que hay una gran cantidad de ciudades en las cuales cruzarse con alguien conocido no es
difícil, es realmente imposible, debido a las
urbes modernas y sobre todo a los suburbios. Buenos Aires
safa y
así cientos pero otras tantas
están diseñadas para otra cosa, para gastar nafta y encapsularse en un
metálico e insulso automóvil. Aburrido.
Ok, sigamos con la
presentación del libro,
ahí estaba David contando sus
trips por innumerables metrópolis, siempre con su
bici plegable bajo el brazo. Nos
contó de las autopistas y sus tremendas repercusiones. Nos habló de Nueva
York y de Buenos Aires, todos escuchamos atentos y con buena gana. Fue corto y conciso. Divertido.
Siguió Guillermo
Dietrich, el ministro de Espacio Público de la Ciudad de Buenos Aires, nos
contó que le encantan las
bicis desde chico y
empezó diciendo que tenia un
montón de cosas armadas pero el haber recorrido la ciudad con David le
había hecho cambiar de
opinión y ahora iba a improvisar un poco, que lo
perdonáramos por la supuesta
desprolijidad, confirmada posteriormente. Nos
empezó a contar que el estado se tiene que unir a los privados y que no sólo el Gobierno tiene que alentar las
bicis, si no que
también las empresas
deberían hacerlo. Ejemplifico su
teoría con un estudio de abogados que regalo 300 bicicletas a sus empleados, y que
así el 30 % del ´
staff´ ahora iba en
bici. A todo esto un joven revolucionario se
empezó a ir, cruzó todo el escenario y grito a modo heroico, ¨A los pobres les
deberían regalar bicicletas¨.
Juaa, instantáneamente el ambiente se creó, el murmullo era inevitable.
Dietrich amago a continuar como si nada pero al momento dijo: ¨tomo el comentario, aunque cargado de
ideología tal vez¨, a lo que el muchacho estridente
sacudía su dedo
índice como diciendo, no flaco,
ideología cero, me
aburrí de escucharte, todo esto sucedía mientras el muchacho
devolvía sus auriculares traductores tipo museo. Claro que yo no los necesité debido a mi excelente inglés.
Ok continuemos,
Dietrich se puso muy nervioso, el revolucionario abandono la sala sin
revolución pero con aire
desestabilizador. El ministro continuó
titubeante su conferencia hasta que nombró al Jefe de Gobierno Porteño por el tema de las
bicisendas y cuando dijo la palabra clave ¨
Mauricio¨ los
chiflidos fueron de un 70%. Claramente
había una concurrencia más bien joven en el auditorio. A partir de eso el calvo funcionario no tuvo mucho más que decir, ¨por favor, estamos hablando de las
bicis¨, todos nos
reímos y su charla terminó sin pena ni gloria.
Volvió mordiendo el polvo a su butaca.
Era el turno de un simple vecino de Buenos Aires que no recuerdo su nombre y nos
contó que le encanta andar en
bici al trabajo y se ahorra tiempo, todo muy aburrido, lo abuchearon pero él
siguió aburriéndonos,
chau amigo.
Ahora venia
Emiliano, un arquitecto que no anda en
bici. Empezó nervioso, como apurado, el clima estaba tenso. La gente
pedía por David que cerraba el acto, David
Byrne, el reconocido compositor de los
Talking Heads que anda en
bici y
escribió un libro excelente sobre sus Diarios de Bicicleta. Pero volvamos por un instante a este locuaz arquitecto.
Empezó con temas de Buenos Aires y expuso
imagenes sobre la
típica arquitectura de nuestra ciudad, sus edificios tradicionales.
Dividió la ciudad en tres, la italiana, a finales del siglo 19 en La Boca con sus
conventillos, la ciudad francesa de 1880 a 1930, Recoleta y lo que ya conocemos y por último la ciudad moderna, muy interesante, el se apuraba hasta que una señora del público le
dijo, ¨tranquilo que lo tuyo es muy interesante,
seguí así¨, todos
asentamos con la cabeza.
Mostró casas viejas, voy a meterle a mi blog
Ayer No Max, y dijo muy ciertamente que destruyen lo que hay para hacer, para hacer..., ¡para hacer una cagada!, todos nos
reímos y aplaudimos fuerte, en ese momento nos dimos cuenta que se
había robado el
espectáculo.
Volvió David, añadió conceptos, todos
respondieron preguntas bastante pavas y nos fuimos.
No se donde se consigue este libro pero seguro en todos lados, está muy bueno. Hay que andar en
bici che!